lunes, 20 de noviembre de 2017

EL OTRO DÍA VI UN PENDEJO PIDIENDO MONEDAS

La siguiente historia es casi real


El otro día vi a un pendejo pidiendo monedas, recuerdo muy bien como pasó todo. Me encontraba en el subte a eso de las nueve de la noche, estaba regresando a mi casa. Yacía tranquilo en el último vagón donde suele haber muy poca gente, sentado sin nadie cerca que pudiera fastidiarme. Pero la paz... la paz duraría poco. 

Pasó que en un momento apareció de no sé donde un niño (un pendejo, bah) que estaba mendigando. Se acercó a mi, me tendió su mugrosa mano derecha. "Ignorar niño, ignorar niño" me dije. ¡Ignorar niño! Me miró a los ojos como tratando de querer empatizar conmigo para así lograr su cometido, desvié la mirada. Estaba tan cómodo un minuto atrás, ¿por qué tenía que padecer esto? En general no me gusta que la gente me pida dinero, que se vayan a molestar a otro lado. 

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Me di cuenta que el niño me hablaba, no escuché nada de lo que decía, tenía puestos los auriculares escuchando música a todo volumen de mi celular. Aunque masomenos me hice una idea de su discurso, uno más de los tantos que podés escuchar de cualquier individuo en su situación, o sea: bla, bla, bla. Uno lo mejor que puede hacer en esos momentos es no pensar, porque si pensás corrés riesgo de caer en la trampa, en su trampa. Este tipo de gente apela a la lástima (esa es su estrategia o mejor dicho su habilidad especial). Permanecí inalterable, "conmigo no niño, conmigo no".  

Una vez que el niño se esfumó del vagón me pintó el hambre, saqué un paquete de galletitas con chips de mi mochila, iba por la cuarta galleta cuando el mugroso reapareció así como si fuera Flash con la vista clavada en mi manjar. El pendejo se relamía. Ahora sí que me sentía incómodo, "¡carajo!". Yo soy un tipo normal que no le hace mal a nadie pero tengo determinados códigos de estética visual y estética moral, y este pendejo me provocaba una contaminación visual de la concha de la lora.

¿Vieron cuando los perros se te quedan viendo fijamente reclamando tu atención? Se te quedan mirando incesantemente muchas veces porque quieren algo en específico (ya sea comer, que le des agua, sacarlos a pasear o que le abras la puerta para hacer sus necesidades), con los ojos te van controlando para que hagas lo que ellos quieren. No sé si me explico pero este pendejo era igual, quería las putas galletas y algo me decía que quería que le diese el paquete entero, no le iba a agradar que le diera una sola. 

Noté que era bastante gordo para su edad, "dale, vos no te cagás de hambre, estás bien alimentado no jodas" pensé. Finalmente cedí ante la presión y tuve que negociar mi paz, le di el paquete, el niño sonrío y se fue mientras comía una de las galletas. Pasaron unos cuantos segundos hasta que me percaté de un grave error, "ahj, qué imbécil!" murmuré. Salí apurado en busca del mocoso, atravesé cuatro vagones hasta que dí con él.

Verán la galletas que normalmente consumo no son cualquier tipo de galletas, estas en general las compraba no tanto por su sabor sino porque venían con stickers de Adventure Time (serie de la cual soy fan). No me podía permitir un fallo tan grosero. Le quité de un arrebato las galletas al pendejo que puso mala cara, muchos pasajeros me observaban sorprendidos por mi accionar. Le puse una mano en el hombro al niño y le dije: "Mirá pibe, he visto cosas que vosotros no creeríais, atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar cerca de la puerta de Tannshäuer y ahora todos esos momentos se perderán... en el tiempo como pedos en el viento. Es hora de irme". Deliré demasiado lo sé, y el chico seguro no entendió nada, cuestión que saqué una tijera y recorté la parte del sticker, "esto va derecho a mi colección" añadí. Le devolví las galletas al niño y me alejé.


Podía haber sido violento y haberlo mandado a la mierda, pero ese no es mi estilo, además de seguro que estaba cagado de hambre y contribuí a que fuera feliz al menos por un rato, no tengo nada que reprocharme. Soy un capo.