sábado, 29 de agosto de 2015

SALÍ A BAILAR Y ME SUCEDIÓ ALGO HORRIBLE


Ocurrió hace unos días atrás, salimos con unos amigos directo al boliche @LTERNATIV@ de la zona de Congreso, lamentablemente nos dimos cuenta que el boliche había cerrado, por una violación que había ocurrido dentro. Para más información aquí un link: 

http://www.larazon.com.ar/actualidad/boliche-Congreso-docena-denuncias-sexual_0_589800187.html


¿Que otro antro queda? Nos preguntamos, ahí mismo se me ocurrió ir a Réquiem fuimos a aquel lugar, eran las 2 de la madrugada, la música ochentosa estaba al palo, mis amigos en segundos nomás ya se habían levantado una chica, mientras tanto yo seguía virgueando. Como carezco de socialización todo se me hace una lucha en este tipo de situaciones. Me puse a bailar solo como un gil, me dejé llevar por el ritmo de la música. Me pasé 3 horas bailando, las piernas me dolían pero no me importaba nada (estaba un poco ebrio). Justo cuando creí que iba a fracasar otra vez en un boliche se me aparece de la nada una joven mujercita, bastante atractiva ella, cabello rubio, labios carnosos, con un buen físico. Llevaba unas calzas muy apretadas. Quedé pasmado al verla. Mi corazón latía a mil revoluciones por segundo. Lo más impresionante de todo es que ella me empezó a hablar, le parecía bastante gracioso la forma en que bailaba (bailo horrible) le pregunté su nombre, su edad (tenía 20 años), etc. Percibí una muy buena química entre los dos. La chica se mordía los labios. "No puede ser, estoy soñando" pensé

La tomé de la cintura, bailábamos juntos, cada vez más pegados. Y cuando llegaba el momento del gran beso, me detuve a unos centímetros de su boca. Algo no me gustó. ¿Que podría ser, si la chica era atractiva? Mis ojos miraban su pie izquierdo -que los tenía al descubierto-, noté una anomalía en uno de sus dedos. Se los voy a hacer lo más claro y sencillo posible: tenía el segundo dedo del pie más largo que el dedo gordo o en forma más técnica: el segundo metatarso era más largo que el primer metatarso.



Lo primero que se me vino a la cabeza fue: ¡Guacala! Lo segundo fue: ¡Puaj, que asco! Tenía muchas ganas de vomitar, abandoné a la pendeja sexy y deforme, me fui corriendo al baño y expulsé bilis con toda mis fuerzas. En fin: rechazé a una chica, pero no me arrepiento. Venía defectuosa. Entiendan. 

viernes, 21 de agosto de 2015

LA GRAN ESTAFA

Todo se remonta hace dos años atrás, el clima estaba nublado como si en cualquier momento empezara a lloviznar (PeRtUrBaDoR) yo me dirigía al supermercado chino más cercano, ¿el objetivo? Una pelotudez: comprar una maquinita de afeitar, una Gillete Prestobarba de triple hoja.

Entré al superchino, me pasé mirando las góndolas como un tonto varios minutos, hasta que me di cuenta que las maquinitas de afeitar se hallaban adelante donde están los cajeros para atenderte (que torpeza). Agarré una Gillete, valían $12 cada una. Le pagué con un billete de $20 al cajero, que era un joven de mi edad aproximadamente, de cara rubicunda llena de granos, con aparatos en los dientes y con el cabello rapado. Me dio el vuelto (eran $8 en cuatro billetes de dos), noté que uno de los cuatro billetes con la carita de Mitre estaba bastante roto y feo, le dije al cajero que me lo cambie por uno en mejor estado, ya que no era muy agradable portar algo tan anti estético en mi bolsillo. El joven granuliento me miró raro al decir aquellas palabras, como que no se decidía a hacerme caso. Entonces lo miré a los ojos con cierto enfado y lo apuré: "¡Dale cámbiamelo!". El joven nervioso (no se si de miedo hacia mi o qué) saca de la caja registradora otro Bartolomé Mitre y me lo da, pero el muy tonto no se percató que me había dado un billete de dos pesos extra (le había provocado terror psicológico). Rápidamente escondí el dinero así no se daba cuenta de su estupidez. "¿Todo bien , señor?" me dijo, le respondí que estaba todo en orden, le agradecí el cambio y me despedí de él mientras me reía para mis adentros.

Salí del supermercado lentamente, como si no hubiera ocurrido nada, pero estaba disfrutando de mi picardía, no podía contener mi gran emoción. En un asado posterior se lo conté a mis amigos, ellos felicitaron mi astucia.


(Descripción de un estador)