viernes, 30 de marzo de 2018

PESADILLA VERDE


Me veo en la obligación de aclarar -antes que nada- que el verde es mi color favorito, ya sé, ustedes se preguntarán: "¿y qué mierda me importa boludo?". Ok, no los culpo pero vale la aclaración ya que la siguiente historia se relaciona de alguna manera con el mencionado color, pero bueh, basta de palabrerío, he aquí the story:

Basado en hechos reales



Ocurrió en unos de esos típicos días  de mierda calurosos de esa estación de mierda verano, yo me había levantado muy temprano, apenas había tenido unas cuatro horas de sueño, con mucha suerte, mi vieja me obligó a hacer un trámite, ya se imaginan: puro papeleo. La verdad creí que sería una pavada dicho trámite, o sea era dar de baja una puta linea de teléfono, algo sencillo, se supone. Pero no, tuve que estar como más de dos horas haciendo fila, yendo de aquí para allá, hablando con cada incompetente, sumado al infernal hacinamiento... UFFF. "Lo de siempre, lo normal" diría mucha gentuza acostumbrada a que la jodan a diario, pero resulta que yo no soy gentuza -soy cool- y por ende no merezco padecer este tipo de calamidades, además la burocracia es una mierda y lamentablemente este país es muy buracrático. 

La jornada ya era tediosa y para colmo la cosa no iba a terminar allí. Como se lo podrán imaginar luego de pasar por ese tortuoso proceso salí cansado, sudando a más no poder, hastiado de la vida, con ganas de matar gente y con mucha -pero mucha- hambre. Y estaba en un barrio que no conocía nada, todo me era nuevo, decidí caminar un rato antes de volverme a casa a ver si podía encontrar un buen lugar para comer, total dinero para despilfarrar tenía. Luego de unas cuadras le pregunté a un tipo si conocía un buen restaurante por la zona, el tipo resultó ser un individuo piola, no solo me indicó a donde tenía que ir sino además me dio un ticket para comer gratis en dicho restaurante, lo saludé agradecido. "Gratis, la mejor palabra del día" pensé. Fui un iluso. Cuando me fijé bien me di cuenta que era un lugar de comida vegana, "¡hay que ser sorete!" reflexioné minutos después. Igual me mandé al restorán a ver qué "onda", decidí arriesgarme como todo buen aventurero.



El ambiente era así tipo normal, común a cualquier otro restaurante salvo pequeños detalles, pero la gente que estaba dentro era tipo re hipster, con pinta que no se bancan un mano a mano en la esquina ni en pedo. Me senté en una de las mesas cerca de la vidriera, apartado de todos los demás. El local se jactaba de servir comida "naturista" sin conservantes, sin grasas trans y todas esas cosas que un individuo carnívoro como yo no entiende mucho. Le acerqué el ticket al mozo que me atendió, al rato me trae un plato que... ¿como lo podría definir? Era un cacho de yuyo, con zanahoria rayada y semillas de noséqué, también conocido como ensalada, acompañadas de un par de hamburguesas que no eran de carne, apenas probé un poco y tenía un sabor raro (de mierda, bah), era algo insulso, algo que no podía concebir. "De qué está hecho esto?" pregunté desconcertado, "De mijo, el mijo es un cereal muy beneficioso para el cuerpo humano, aporta energía y hace bien a nuestro espíritu" declaró con voz afeminada el fideísta de la alimentación vegana (también conocido como mozo). No pude evitar reírme, tanta fue la risa que me salían lagrimas. "¿Mijo? Pero eso es para alimentar pájaros pelotudo!" respondí con cierta dificultad producto de mi impetuosa y ya insoportable risa (no es joda, podía haber muerto atragantado).  

Cuando me serené volví a hacerle una pregunta al mozo, esta vez para saber como se llamaba el plato que -obviamente- no tenía ganas de seguir comiendo. "Raw Food" fue su respuesta (puse cara de póker) y agregó: "desea algo más señor?". Le dije que ni loco mientras me levantaba para irme.

Así que esa fue mi experiencia comiendo comida vegana muchachos, ojalá nunca intenten hacer esto, de hecho ni siquiera obtuve superpoderes (así como el chabón de Scott Pilgrim). Al llegar a casa me pedí una pizza grande con extra queso para saciar mi hambre y olvidar toda esa odisea pesadillesca que viví desde que me desperté.